Finding Nemos
Desperté con la transpiración helándome el cuerpo. Por la persiana entraba apenas el sol y no podía distinguir si el día estaba para remera o gamulán. Abrí la ducha y empecé a neutralizar el frío de mi cuerpo. Pasaron unos minutos y a medida que el cuerpo se sincronizaba con el calefón me acordé de algunas cosas que tenía que comprar. Cerré la ducha y salí del baño. Mi perro me hizo agregar un item más a la lista y salí a la calle intentando acomodar mi cara y mis ganas a ese día que había comenzado hace rato. Doblando por Amenabar había un minidrugstore donde mi viejo solía comprar los fasos. Me detuve un rato tratando de decidirme entre un Bisnike Nevado o un Jack con sorpresa. Durante la crucial decisión sentí un suspiro detrás de mi cabeza. Giré rápidamente como para sorprender al curioso y conté unos 7 pescaditos mirándome desde un árbol que el gobierno de la ciudad había plantado hace unos meses. Eran multicolores, de grandes aletas y hasta pude reconocer algunos tipo Nemo y sus amigos. Uno de ellos de colores opacos, presentaba unos largos bigotes y burbujas en sus ojos. Me saqué algunas lagañas que resistieron al baño y el cardumen se me acercó a unos 40 cm de mi nariz. Cuando moví mi mano para espantarlos volvieron a la rama y se quedaron espectantes. Una señora con sombrero de paja y bolsa del supermercado chino de Roosevelt me miró fijo, cerró el puño y optó por saludar a los pescaditos con una mueca cariñosa de su rotro arrugado. Ante mi lógico asombro e intención de preguntar si ambos estábamos viviendo la misma fantasía, volvió su cara hacia mí y me ofreció otra mueca, aunque totalmente opuesta a la recibida por esos simpáticos intrusos. Compré el Bisnike y paré en la veterinaria por el alimento solicitado. Cuando fui a abrir la puerta, me encontré con el reflejo que dejaban pasar dos publicidades de Royal Canin...Ahí estaban aunque esta vez con más confianza. Opté por girar con la mano levantada para ver si tenía más suerte, pero fueron diez veces más rápidos que antes. Les pregunté que carajo querían?. Por que me estaban siguiendo? Quienes eran? Abrieron y cerraron sus ojitos al compás del típico abrir y cerrar de sus bocas. El veterinario con su delantal marcado con algunas huellas de perro cariñoso o asustado por lo que podría llegarle a pasar, salió a la calle y remató: Flaco!. andá a vestirte, no sabes que los peces no hablan!
Etiquetas: Sueños
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