Trance de un pasajero
Me despedí de mi amigo desconocido y casi no reconocí mi barrio. Hacía algún tiempo que no sentía el adoquín en mis zapatillas, donde tantas veces jugué al metegol-entra con mis vecinos de la cuadra. Ya no estaba el baldío de los gatos, ni la loca que les daba de comer y que tanto puteaba contra los obreros que construyeron el edificio de TH. Pasé casi sin darme cuenta por lo del gallego y cuando voy a golpear la puerta de casa, se me aparece un tipo canoso con una 22 entre sus manos. Lo miré detrás de sus propios ojos y atiné a correr esquivando alguna posible reacción del verdugo. Escuché un par de explosiones pero seguí corriendo entre los árboles y coches estacionados hacia Congreso. Antes de saltar el capot de un Falcon Sprint que estaba a metros de la esquina, pude ver el resplandor de los lentes del tipo sobre el parabrisas del auto. Un pinchazo escalofriante detrás de la nuca me hizo girar sobre mis pies y doblar en la esquina de la Estación de Servicio. Puse mi mano sobre la posible herida pero no sentí nada, levanté la mirada y subí a un taxí que se arrimó. Mientras seguía buscando rastros del disparo le ordené al chofer seguir recto. El taxi olía a sahumerio barato y el tipo hablaba solo con la mirada fija en el tránsito.
Pasada una media hora, la tarde se hizo noche. Cruzamos la General Paz y nos metimos por la colectora de la Panamericana. El tachero, que apenas había notado su rostro indiano, vociferaba palabras inconexas mientras yo miraba la ventanilla para intentar adivinar mis próximos pasos...De repente el coche se detuvo. Sin razón alguna, el taxista me sugirió bajarme ya que no podía seguir...me confesó "No puedo más con todo esto, bájese!!". Intenté bajar al instante pero un bocinazo me hizo desistir subitamente. Cuando el tráfico mermó, bajé y corrí hasta la parada de un colectivo. Dentro del taxi el chofer seguía hablando solo y cabeceando sin cesar. Volví a tocarme la nuca y me senté a esperar...
Etiquetas: Sueños
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