lunes, agosto 18, 2008

Sueño de una mañana cualquiera

Ellos amanecieron con sus cuerpos contracturados y el sol acariciándoles la frente. Ella lo miró levantarse y vestirse como todos los días desde que decidieron comenzar a convivir. Cómoda en su pijama, le hizo un lugar en la cama para que el se tome un último respiro para arrancar el día. Mientras lo veía respirar comenzó a cantarle Never Let Me Down Again de Depeche Mode. El frunció el entrecejo y su respiración empezó a agitarse. A medida que ella seguía cantando su voz abordaba su cuerpo, primero sus orejas, luego su boca, sus narices y sus poros. La invasión fue tal que el oxígeno dejó de ingresar y perdió el poco conocimiento que le quedaba. La canción siguió fluyendo, entrando al torrente sanguíneo hasta llegar y abrazar su corazón. Finalmente lo detuvo y lo hizo volver a latir. El quedó ahí rendido al ritmo de su voz y los vaivenes de las estrofas que oxigenaban su sangre por todo el cuerpo manteniéndolo justo donde ella lo quería




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